Parece que era ayer, cuando entre arena de playa y en las cercanías de un recinto donde las casetas de Feria se levantaban, se iniciaba un sueño, una carrera que pondrá su meta este Domingo, cuando un año más el atril de la Semana Santa de Cabra se llene de prosa, versos y literarios párrafos que nos anuncien la pronta Pasión de nuestro Señor.
Y todos los años llegarán las mismas especulaciones: “Por el claustro de Santo Domingo se escucha “x” nombre”, “Dicen que tiene posibilidades por haber terminado ya su mandato”, “¿Te has enterado que quieren que el pregón lo dé el año que viene el que le pone las flores a la Virgen?”… y todos los años las opiniones sobre el elegido (o la elegida, que gracias a Dios en Cabra no podemos quejarnos de igualdad en la Semana Santa, bueno, casi…), y como no, las críticas con pseudónimos o en barras de Cuartelillos cualquier Viernes de Dolores…
Pero, permítanme que este año califique el pregón de extraordinario y especial, al menos para mí (y creo que para muchos de quienes me rodean). No todos los años, el encargado de abrirnos el corazón a la semana más bella del año es una persona amiga, una persona que es sincera y respetuosa en cada una de sus palabra, un cofrade de los pies a la cabeza, un “maestro”, amigo, comprometido y servidor de su Hermandad y de la música que adorna la belleza de nuestras Cofradías.
Sin duda todo un acierto el de nuestra Agrupación, con la elección de Mateo Olaya como pregonero de la Semana Santa de Cabra. Atrás quedaron grandes pregoneros, los versos musicales de Juan Manuel Valverde, la belleza en Sol de Justicia a las espaldas de Salvador Guzmán, o la humanidad y cristianismo de las palabras de Conchi Pérez ante la “Hija de Santa Ana”. También quedaron meses de nervios, notas en papel, inspiración a sones del Maestro Rodríguez o Farfán, noches de insomnio y mañanas de tranquilidad… todo conjugado en una obra literaria que no hará más que despertar en su totalidad a la flor de incienso y azahar que alberga cada uno de nuestros corazones en la espera de un nuevo Domingo de Ramos. Domingo, en el que ilusiones compartidas se abrazan a eso de las 12 de la noche, de un ya Lunes Santo, mientras las corcheas que compusiera Rodrigo Pérez sirven de colofón para el bello caminar por Cabra del Señor de las Penas.
Llega el momento, Mateo, y sabes que desde antes de que presidas ese atril tras las palabras de otro gran amigo y hermano nuestro, todos estamos orgullos de ti. Impacientes esperamos a que tus labios se conviertan en el mejor instrumento que el “Carmen de Salteras” o “Maestro Tejera” pudiesen tener en sus filas para deleite de nuestros, en muchas ocasiones, castigados oídos.
Deja los nervios en un sobre sellado y con destino indefinido, haz que el sol destelle en la plata que albergará tu pregón, y prepárate a vivir una de las experiencias más bonitas que cualquier cofrade sueña con vivir en su piel. Si solamente hace medio año celebrábamos la unión del amor junto a regueros de amistad, llega la hora de demostrarte que “no iremos a escuchar tu pregón”, iremos al Teatro, a darte las gracias.
Pregonero, hermano y amigo. Llega la hora que Cabra espera con impaciencia, el anuncio de su Semana Mayor, y allí estaremos para arroparte.
Mateo, el Jardinito es tuyo. ¡Ánimo!.
