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A partir de ahora, este blog se convierte en mi particular archivo digital en el que tener todos mis artículos de opinión, entrevistas, reportajes... Un lugar en el que ser protagonista de mi literatura, que queda para mí, y abierta a quien se quiera acercar hasta aquí. Críticas; @IsmaelRuizP

miércoles, 11 de enero de 2012

"...Un sueño de olivo"


Era como un sueño, que poquito a poco se hacía realidad. Marcos vivía en una casa pequeña, sin muchos lujos, con sus padres, su hermana recién nacida y su abuela, en uno de los barrios más humildes de Cabra. En su habitación, junto a la cama, en la mesita de noche, aguardaba un recorte de revista, donde aparecían dos imágenes: un hombre, en Agonía, y una bella mujer, que como si la luz de la mañana fuese, aportaba día a día un rayo de esperanza en su casa. Junto a ellos, una caja de zapatos llena de estampas de besamanos, carteles coleccionados junto a su padre, y que recogían en si mismo tardes por el centro, pidiendo en cada establecimiento que “se lo guardaran”.

Era el frío mes de Febrero, cuando las máscaras ya se alejan de los días, aquellos que sin solución de continuidad, dejaban pasar el olor del incienso entre las rendijas de los hogares. En el colegio, los amigos de Marcos hablaban de la cofradía en la que saldrían este año. Uno, iría “de costalero”, junto a su padre, capataz del Señor con la cruz al hombro… Marta, junto a sus primos y otros niños de clase saldrían de monaguillos con la Dolorosa del colegio, y días más tardes junto a la nueva Hermandad, “sueño de locos”. Su amigo Juan, por tradición y familia irían a Córdoba, donde con su esclavina serían por una noche niños de Paz y Esperanza, pero Marcos, no podría cumplir su sueño… El padre del niño, llevaba ya 10 meses en paro. La madre, apenas limpiaba ya la escalera de dos casas, y todos vivían de la pequeña paga que recibía la abuela al mes. Con estos recursos, la familia no podía permitirse el pago de una cuota y costear la realización de una túnica.
Pese a ello, Marcos nunca renunciaba a sus sueños, y cada día que podía, se acercaba a ver ese ensayo de costaleros que a momentos tan felices le transportaba. Cada tarde, después de acabar lo deberes, corría hacia cualquiera de las Parroquias, “por si aún está en Besapié” le decía a su abuela, mientras casi andaba por ella camino de su particular paraíso.
Pasaban los días, y tras la mirada de los sueños, algo se hacía realidad. Al seno de aquella Junta de Gobierno, habían llegado noticias de la precaria condición de esta familia. Estos, sin dudarlo, se acercaron hasta la casa de ellos, y aportaron todo lo que la bolsa de Caridad podía permitir en dicho momento. Una vez hecho, la madre les preguntó  si habría posibilidad de que el niño saliese en la procesión… y una vez más, el milagro se hizo realidad.
Este año, el 1 de Abril no era solamente Domingo de Ramos, también era el cumpleaños de Marcos. Se levantó temprano para ir a ver salir la primera, pero antes, sus padres querían darle su regalo de cumpleaños… ¿Qué era?: La misma túnica que horas después vistió, mientras sujetaba una cesta de mimbre llena de incienso y carbón, y veía avanzar sobre su pueblo a su Cristo, junto a un cielo de olivo y oro.


Este es un caso inventado, y todo parecido con la realidad es mera coincidencia… pero; ¿Cuántos Marcos pueden haber en nuestra sociedad?. Es la hora de actuar, los primeros, los Cofrades.

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