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A partir de ahora, este blog se convierte en mi particular archivo digital en el que tener todos mis artículos de opinión, entrevistas, reportajes... Un lugar en el que ser protagonista de mi literatura, que queda para mí, y abierta a quien se quiera acercar hasta aquí. Críticas; @IsmaelRuizP

viernes, 4 de mayo de 2012

El bendito Pacto.

No habíamos quedado en esto. No era el acuerdo que anualmente cerramos para que llegue el instante del gozo. Igual que siempre, te he esperado en los rincones y en las esquinas, esperando romper con lo que ya ocurrió hace un año. Te he esperado con la ilusión de dejar de lado los malos recuerdos y los sollozos que acompañaron a mis ojos. Te esperaba con la esperanza de arreglar los enfados que te reproché ya en el silencio de la espera, pero no fue tampoco posible. Esta vez también fue todo distinto. Una vez más no has querido cumplir con la parte que yo te obligué a firmar.

Imaginaba avenidas de luz y blancura de paz, soñaba con cera roja y sollozos por azotes y locuras judías, te esperaba escondida en el verde que da la esperanza y en la seriedad del silencio. Ansiaba ver una vez más tu eterna sonrisa, al igual que esa tarde por las calles del Cerro, y la noche llena de la Roma del pasado.


Te imaginaba y te buscaba en las ramas del azahar, en las cuentas del rosario de personas abarrotando tus plazas y tus calles, y en el incienso del ambiente. Te esperé en el silencio de la vuelta, y en el cante de tus gargantas. Te busqué allá donde nadie nunca te contemplaba, y allí donde una vez te descubrí y eternamente me alegraré de haberlo hecho. Lo intenté una vez más en el cielo de tu niñez, pero tampoco fue posible.

Te necesitaba cerca una vez más para hacerte llegar las súplicas de todo un año. Te esperaba donde ya el año pasado no quisiste llegar, pero de nuevo comprendí que por mucho que el mundo pueda parecer ancho y difuso, y que realmente la vida sea solamente una semana, sigues allí donde te conocí, donde siempre eres Tú quien me espera, y donde siempre seguirás.

Has vuelto a dejar la tristeza en mi rostro, y las lágrimas en las de muchos. Has preferido dejar caer el agua sobre mis calles, y no has respetado nuestro bendito pacto. Habíamos esperado el momento en el que la madera salga de sí misma, y las horas y los problemas se conviertan en el gozo. Pero de nuevo allí no te encontré.

Como siempre me hiciste pensar, y saber que todo no acaba cuando la oscuridad da al rostro el sabor de lo anónimo ni cuando el rachear de los pies se pierde en una revirá. Hay quienes con la mirada callada y saliente rezan desde el dolor, y en el silencio de la enfermedad siguen tus pasos ante la imposibilidad de lo humano.

Pero una vez más me dejaste callado, e hiciste enmudecer a mi rabia y a mis lágrimas, cuando me demostraste que este año no has querido que seamos totalmente nosotros quienes lloremos por ti, sino que con la alegría de la tierra, has querido que sea Ella quien llorase por las calles, para demostrar que si durante ocho días hemos sufrido, durante apenas cinco horas Tu ibas a darnos a todos la alegría, ibas a llevar hasta nuestros corazones el gozo, el amor y la fe, mezclada con el dolor de la triste esperanza. Me has dejado callado, y has cumplido con tu palabra. No me has permitido terminar estos ocho días con la gran sonrisa de la plena salida, de la tranquilidad y la felicidad de todos mis hermanos. No has querido que este año te haya encontrado en el lugar que habíamos acordado, ni allá donde todos querían verte ni donde todos habían trabajado para verte llegar.

Solamente me quedan 349 días para volver a soñarte cada vez que me acueste. Pero todo volverá a ser distinto. Cada sueño tendrá un color diferente, cada momento tendrá su propio matiz que lo aumente en el amor del tiempo. Cada vez que la aurora de la llegada del día, la luz tendrá el trabajo que haga en nuestra vida un nuevo despertar. Algunas noches serán de descanso, y otras de nerviosismo y antesala. Pero sea como sea, solamente me quedan 349, para acercarme hasta ese bendito momento y ese bendito lugar en el que rezarte.

Y aunque de nuevo me hayas faltado y fallado, querida Semana Santa, en los momentos más esperados, una vez más sí que has cumplido tu pacto con Cabra, tu bendito pacto. Una vez más, has hecho aparecer en esta tierra las lágrimas. Una vez más, nos has premiado con su presencia. Una vez más has hecho encontrarse a todo un pueblo con su Reina. Una vez más nos has prestado a la Madre de Dios. Una vez más, nos has hecho felices, Soledad.

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